viernes, 17 de julio de 2009

viernes de tiankiski, camiones y globos



La desdeñosa manera de marcar las horas, los minutos, los segundos de ese reloj incipiente, me ha hecho declararme una mujer de destiempo, ¿para qué sirven las horas si no es para marcar el paso, desesperar, apresurar y hacer que todo se quede suspendido, lleno de espectativas, esperanzado, inquieto?

Hoy eh despreciado el tiempo; como las veces en que el camion hace casi dos horas para llegar a tu destino, y lo peor es cuando la culpa no es del trafico o del clima, sino de la inconciencia, pachorrades y desenfado de ciertas personitas desagradables, sin embargo, la culpa se la lleva la relatividad. Esa cosa genial que hace que cada quien viva como quiere, cuando quiere y desde donde quiere, en fin, no criticare mas a los señores camioneros, aunque no generalizo, pues son solo casos particularmente molestos y nefastos.

Otra muestra de que el tiempo es particularmente un caos en la vida personal, es que nunca hay suficiente de el. Eso de regirme por horarios no es precisamente lo mas bello, qué mejor seria si simplemente VIVIERAMOS dandole el tiempo preciso, preferente y deseado a cada cosa. Hay que saber reciclar, sacar todo lo malo, lo que nos quita tiempo, lo que nos hace desperdiciar esta cosa que nos agenda los minutos del dia...aveces quisiera ser como los gatos, que duermen, comen, y viven y parecen tener sueños increibles de los valdria la pena permanecer en ellos el tiempo que fuere necesario, toodo lo que sea con tal de aprovechar cada despegue y cada hoja mental que se filma con los sueños.

Precisamente hoy, en mi experiencia camionera con el señor nefasto y desconsiderado, me quede un rato observando, con tal de apresurar los minutos eternos, a un hombre de modesta apariencia, de sombrero y piel canela, camisa blanca abotonada y de manga larga, y pantalones de vestir como los de algunos hombres de pueblitos pintorescos como los hay en nuestro país; lucía exahusto, la jornada de trabajo como globero no es nada simple, trabajar en el calor, el movimiento, el desinteres, y el salario mínimo cuando le va bien debe marcar cada uno de sus días. A pesar de los gritos del hombre escandaloso con su 'subaleee subaleee!!!' el hombre, ya mayor por cierto, se iba quedando dormido con el brincoteo y el movimiento quedisimo del camion, su poste' o vara' con algunos globitos colgando de el se iba de un lado para otro, ganandole en peso a la mano adormilada del señor, que se caia de cansancio y sueño,y depronto despertaba para enderezar la vara y evitar golpear a otros pasajeros.

Tantas historias, y yo con fastidio, yo qué se del cansancio si no soy aquel hombre que deverdad hace un trabajo, y quién sabe si esta noche tuviera de menos atole y pan para cenar.

2 comentarios:

  1. ¡Ese maldito tiempo!

    Yo tambien quisiera ser como los gatos.

    Hoy no hay mucha vena artística para escribir algo más profundo, en fin, habrá días mejores, yo lo se.

    ¡GRACIAS POR LO DEL TIANQUIZTLI!

    ResponderEliminar
  2. Escribiste mal en nombre de ese bizarro evento de bellas artes...dios no estará contento sabes?

    ResponderEliminar